El espacio bidimensional es abordado con el color casi, puro con la intención de lograr la máxima vibración y fuerza cromática incluso utilizando colores fluorescentes como acentuaciones cromáticas. Los componentes figurativos obedecen a la selección de los iconos de la infancia, elementos que de alguna manera interfieren en nuestra formación o en nuestros juegos infantiles y se entrelazan elaborando un lenguaje que ingenuamente manifiesta el sentido ecléctico y lúdico de estos elementos que se convierten en símbolos de una manera tal que consiguen su lectura donde el intelecto toma un descanso y deja que la emoción y lo sensitivo se regocijen recorriendo el cuento que emana del alma.
Mis obras están fundamentadas en la apreciación visual de los niños. Los elementos que la conforman aparecen como observados de diferentes puntos de vista sobre un mismo espacio lo que sugiere una multiplicidad espacial y cromática colocando al espectador en una interrogante, que no puede ser respondida por el intelecto en ocasiones ni por la razón en otras, porque hay que ir al sentir intenso de lo no aprendido para apreciar la obra, e ir mucho mas allá de la interpretación de un consiente o inconsciente colectivo. La ubicación es entonces como cuando estamos suspendidos en un grado de conciencia alterada, apartados del ego y la competencia de comparación.
El mar se convierte en cielo, las aves navegan, los barcos vuelan, casas en el aire, todo flota, nada pesa; aparece el sueño pero no como interpretación sino como un espacio dentro de la obra, y en nosotros como un estado psíquico al que se pertenece sin tapujos ni conceptos premeditados o aprendidos en academias draconianas.
He vuelto al comienzo al principio del lenguaje infinito del sonido y la imagen. Donde buscar la relación de la fuerza y la forma se convierte en equilibrio.
Alirio Infante
Junio 2011
